domingo, 15 de noviembre de 2009

CAPITULO 4

CAPITULO 4 ...¿Por que yo?


Ella había muerto el primer día de curso, cuando parecía que las cosas iban a empezar a salir bien. ¿Por qué le pasaba esto? ¿Por qué ocurría después de que el destino los emparejase a ella y a Damen como compañeros de laboratorio? Necesitaba unas respuestas.Charlotte corrió, abrió la puerta de golpe, emergió como una exhalación en el corredor y se detuvo bruscamente al encontrarse con Pam justo delante. Por un momento pensó que si corría lo bastante rápido escaparía de la pesadilla que estaba viviendo, o no viviendo, como podía ser que fuera el caso.-No puedes huir de esto…_dijo Pam, al tiempo que Charlotte daba media vuelta y lo intentaba .Al doblar a la esquina del pasillo, se percato de que no resonaban el eco de sus pisadas, de que no rechinaban las gomas de sus zapatos.A cada giro, ¡pam!, allí estaba Pam.-No puedes huir de esto…- repitió Pam al momento de que Charlotte se echaba a correr.En su intento por escapar Charlotte se dirigía instintivamente hacia el aula de Física. Al entrar, Charlotte se percato de que había pisado algo, aunque no estaba segura de que.Echo la vista atrás y allí, en el suelo, vio pintada con tiza la silueta de un cuerpo. Su cuerpo.Era el escenario del crimen, desde luego que si, el crimen contra cuanto hay de injusto con la sociedad, tendido allí mismo, en el suelo, para que todos lo pudieran pisotear.Morir era terrible, pero morir de forma patética y entupida…atragantada con una gomita gelatinosa semiblanda con forma de osito era una injusticia que Charlotte apenas podía soportar.¿Qué le quedaba si no castigarse aun mas? Así que se tumbo de espaldas, con figurándose exactamente al perfil de la silueta, en un gesto de derrota.Y solo por un momento, todo ello le pareció un poco gracioso. El profesor Widget tenía razón. El destino había intervenido en su día, su vida, aunque no exactamente en la manera en que ella lo había deseado.-Dios debe de tener un buen sentido del humor-pensó levantando la mirada.Charlotte se enderezo, se demoro circunspecta ante la silueta como uno lo aria ante una tumba y camino muy despacio ante la puerta. Al salir del pasillo, vio Pam señalando de forma inquieta, como una especie de fantasma de la Navidad como se llame de esos. Era su taquilla. La numero siete.-Si, menudo numero de la suerte- dijo Charlotte con toda su ironía.La taquilla se encontraba perfectamente con cinta de peligro. Ni rastro de haber sido forzada por los otros chicos, lo que era bastante insultante, la verdad.Significaba que a nadi le interesaban lo suficiente sus cosas-ella-se alejo, con un pedazo de cinta pegado al pie igual que un caprichoso trozo de papel higiénico.-Esto no esta pasando- gimió Charlotte y cerro los ojos queriendo borrar todo de su mente. Cuando los volvió a abrir se le reapareció Pam, pero Charlotte se sobresalto algo menos que las beses anteriores-. ¿Cuánto hace que… me fui?- vacilo.-No lo se con exactitud – contesto Pam-. No es que el tiempo importe mas aquí.- ¿Me estas diciendo que podría llevar… fuera… algo así como mil años? – reflexiono Charlotte.-Probablemente no – dijo Pam y volvió a señalar en silencio, en esta ocasión hacia una ventana – Mira.Charlotte se asomo al aparcamiento de delante del instituto, donde un grupo de compañeros de clase se reunían en torno a un microbus, cuando por megafonía pudo escucharse un nuevo anuncio.<<¡Atención, alumnos! Los que quieran asistir al acto en memoria de Charlotte Usher que por favor cundan al patio. El autobús saldrá en breve. >>Había un grupo de reducido de gente que aguardaba a subirse al autobús para asistir al acto en memoria suya.¿Acaso la muerte la había echo mas popular de lo que jamás había imaginado?En su mente empezaron a sucederse de manera frenética un millar de posibilidades.¿Qué dirían de ella en el acto? ¿Derramaría alguien, se atrevio a desear, lagrimas por ella?. De pronto todo resultaba tan… emocionante.Alli, en medio de la muchedumbre estaban Petula y las Wendys ¡llorando! Charlotte no daba crédito, había alcanzado la perfección de la muerte, puede que ahora asta Damen la echara de menos.No era el duelo colectivo lo que había atraído a Petula y a las Wendys después de todo, sino las cámaras y libretas del cuerpo de reporteros del periódico del instituto, y la promesa de salir antes de clase. Charlotte hizo de tripas corazón y presto yodo, a través de la ventana abierta, a las preguntas del reportero…y las respuestas de Petula.-Ayer mismo me comí medio osito de goma para el almuerzo- dijo Petula mientras con la punta de su uña se chocaba el maquillaje de su ojo y de reojo chocaba su maquillaje en el monitor de video de Sam el efecto retardado-. Podía haberme pasado ami.-¡Es una superviviente del efecto osito de goma!- canturreo Wendy Anderson, mientrasLa otra Wendy abrazaba a Petula, en un desesperado intento de consolarla.Charlotte admiro su descaro. Lo envidio, incluso. Charlotte no estaba muy segura si Petula era capaz de ceder al protagonismo a otro o si, por el contrario, no podía dejar de desaprovechar tan fabulosa oportunidad para promocionarse. Fuese como fuese se trataba de Petula y nadamas que Petula.Charlotte se dio cuenta que los chicos chocaban las manos en señal de que no les importaba nada solo saltarse las clases.Charlotte recapitulo que aparte de muerta ya estaba olvidada. En mantra << ¿Por qué yo?>> de Charlotte se convirtió en un << ¿y por que no yo?>> mientras que su personalidad grotesca y fracasada reafloraban a la superficie. Ya no había necesidad de reprimirla. El verano era cosa pasada y todo estaba perdido.-¿Por qué no le ha pasado nada a Petula? Decía Charlotte con rencor. Aunque todavía podría pasarle algo –deseo-. Pero su le sucediera algo así a alguien como a Petula entonces todo el mundo la echaría de menos, los ositos de goma serian retirados, se emitirían avisos sobre el peligro de los ositos de goma, la CNN convertiría a los ositos en la nueva gripe aviar.Charlotte siguió parloteándole a Pam y quejándose lastimeramente.-¿Y yo?- medito Charlotte -. Soy una silueta de tizan que pisan, y no evitan, los demás. Se sentía estafada.-¿Has acabado?- pregunto Pam.-Casi-dijo Charlotte.- Tomate tu tiempo – contesto Pam.Pero fueron otras notas las cuales le atrajeron la atención a Charlotte. Un leve silbido. Similar al que había escuchado en la oficina.-¿Qué rayos es ese ruido que te sale de la boca?- pregunto Charlotte.-Permíteme presentarme formalmente – dijo al tiempo en que le tendía la mano a Charlotte-.Soy Piccolo Pam.-Es mi nombre de muerte- dijo Pam-¿Nombre de muerte?- pregunto Charlotte a la vez que caía en la cuenta de que ella no tenia uno y volvía a sentirse excluida una vez más.-Si es una especie de apodo que recibimos algunos de nosotros y suele estar relacionado con la forma en que morimos- dijo Pam-.-Yo soy Piccolo Pam por que mientras tocaba mi flautín me tropecé y me lo traje.-OH, lo siento – dijo Charlotte- Si, yo también, pero almenos acabe mis días haciendo algo que me encantaba.Piccolo Pam sonrío y abrazo a Charlotte por los hombros. Le dio unos cuantos apretones, en un intento de animarla.-Tampoco es para tanto- bromeo Pam -, ¡almenos no tiene que depilarte nunca mas!-¿Qué no es para tanto? – Dijo Charlotte con los ojos desorbitados de indignación-.-No te agobies con eso del nombre- dijo Pam internando aliviar la inseguridad de Charlotte-. Ahora lo que necesitas es que se te orienten.Pam agarro a Charlotte de la mano y, tirando de ella, se alejaron de allí.

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